Y en las salas de espera de las doctoras. ( siempre prefiero ir a la Doctora que al Doctor)
En los patios con galerias.
Me gusta leer lo que yo quiero.
Y no lo que tengo que leer.
( desde primer grado me dicen lo que tengo que leer, aparte de eso me busco un tiempo para leer lo que tenga ganas )
"toda poesía es hostil al capitalismo
puede volverse seca y dura pero no
porque sea pobre sino
para no contribuir a la riqueza oficial
puede ser su manera de protestar de
volverse flaca ya que hay hambre
amarilla de sed y penosa
de puro dolor que hay puede ser que
en cambio abra los callejones del delirio y las bestias
canten atropellándose vivas de
furia de calor sin destino puede
ser que se niegue a sí misma como otra"
Juan Gelman.
Desde chiquita mi papá y mi mamá me leían, historias, poesías. Yo ponía el libro patas para arriba y contaba lo que ellos me habían leído.
A los cinco años ya leía de corrido y me encantaba hurgar en la enorme biblioteca de mi casa. Adoraba las historias de Piratas, como "El corsario negro" y más "La hija del corsario negro". Tenía leída toda la colección Robin Hood.
Después me fascinaron las historias de Italo Calvino y no pare hasta leer todo de el.
Mi papá tenía una filosofía muy peculiar en relación a la adquisición de libros, el solía decirnos que la lectura es un derecho humano elemental y que si uno no puede comprarse libros debe proveerselos como pueda. Porque las grandes librerías van a acaparar todo el capital de libros? decía. y bueno, lo otro no sé los puedo contar porque es ilegal, je.
Mas grandecita un día descubrí cada cosa cuando encontré "El monte de Venus", me encerraba en un cuartito de mi casa para leer a escondidas ese y otros más...
A los catorce entre en mi etapa de literatura del Romanticismo, en ese entonces los personajes se me metían adentro de la piel y me posesionaba de una historia terriblemente.
Tanto, que cuando leí Cien años de soledad pegue carteles con los nombres de todas las cosas en la casa, ( heladera, ropero, cocina, etc..) por sí acaso nos agarraba el mal del olvido.
Con mis amigos, Carina y Walter, teníamos algo así como el "Club del lobo estepario", fanáticos de Herman Hesse, nos reuníamos para leerlo y flashear un rato.
Cuando empezaba un libro, si me gustaba, no podía parar hasta terminarlo, y era capaz de ir sin dormir a la escuela solo para terminar de leerlo.
Todavía recuerdo cuando leí Rayuela...La Maga y yo nos hicimos una...como ella, que le gusta juntar pequeñas cosas, mandaba hojas secas con partes del relato a mis amigos.
" Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Julio Cortazar, Rayuela, Cápitulo 7.
Y ahora prefiero, más que a los trenes y las salas de espera, escuchar los versos fluir de la boca boca de mi amor, que me baña con su voz suave y mansa, como rió de montaña, cuando me lee poesías antes de ir a dormir.
Oración
Habítame, penétrame.
Sea tu sangre una con mi sangre.
Tu boca entre a mi boca.
Tu corazón agrande el mío hasta estallar.
Desgárrame.
Caigas entera en mis entrañas.
Anden tus manos en mis manos.
Tus pies caminen en mis pies, tus pies.
Árdeme, árdeme.
Cólmeme tu dulzura.
Báñame tu saliva el paladar.
Estés en mí como está la madera en el palito.
Que ya no puedo así, con esta sed
quemándome.
Con esta sed quemándome.
La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.
Juan Gelman.