Hasta siempre tío.

  Mi tío Mario no era veterinario, pero yo cantaba así porque había una canción en aquellos tiempos con ese estribillo.

Mi tío era albañil. Un apasionado de su trabajo. Era un hombre bueno y generoso. Gracioso, humilde y de gran corazón. La muerte enamorada, como diría Miguel Hernandez, se lo llevo este miércoles  de mañana. Estaba laburando, como casi toda su vida, fue a ayudar a un compañero y se cayo desde el séptimo piso.

En algún lado quedaron sus sueños de dejar de laburar y comprarse una islita en el Tigre, para ir a pescar y  llevar a la vieja. Adoraba a los bichos, especialmente a los peces y en su casa tenía una laguna artificial para criarlos.

 

Después Tío, te vi frio en un cajón, cubierto de flores, del llanto de tus compañeros, vecinos, familia y amigos. Pero ya no eras vos…Ya sé que no estas y no vas a volver, pero tu risa alegre vive en mi.

Hasta siempre Tío.