
Me contaste que Gabriel puso una llave debajo del primer ladrillo que colocó en las paredes de nuestra futura casa, porque, según el las llaves abren puertas y la puso ahí para que se nos abran las puertas, a nosotros en la vida y a el.
Me pregunto que llave habrás puesto, donde, para que cada vez que te vas, tus pasos queden atrapados en la casa, tu andar firme y sereno, tu presencia que da vueltas, como si nada. Se sienta en la mesa, come conmigo, se lava los dientes, sale a fumar un pucho al patio y vuelve para preparar el mate.
1 comentario:
Gracias, por tanto amor, por tanta felicidad cotidiana. Besos
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