domingo, 28 de febrero de 2010

Miedos


La veo venir. Con intenciones de atacar. Con cara de asesina con sed de sangre. Interrumpe como un rayo la paz que me envuelve, desde la ventana de mi cuarto en el cual doblo la ropa. Las nenas revolotean en el jardín como mariposas. Corro. Grito. Esteban me responde algo incomprensible para mi en ese momento. Cuando llego ya es tarde. La tiene entre sus dientes y la zamarrea con furia. Ella gime. Alejo a las nenas. Le pegamos, con un palo. Esteban le da una patada en la cabeza y no hay caso. La desesperación nos invade. Viene Dario, nuestro vecino. Logran levantarla en el aire y sacársela de la boca. Corro adentro con Pelu. Mi mano me duele tanto que no la puedo mover. Cami llora a los gritos.
Llevan a Pelu a la veterinaria. Esta viva y uno piensa en los angeles apartes perrunos. Increíble.
Para mi serán antibióticos, inyección y antiinflamatorios. Cami solo se llevo el buen susto.
Al otro día vendrá la operación de Pelu. La angustia de la espera.
Hoy Daisy (así se llama la perra asesina) no esta más cerca. Esteban se encargo de que el dueño la flete a no sabemos donde.
Pero Pelu no sabe y mirando pal fondo, ya mejor, con su tajito a cuestas; le ladra al horizonte.

1 comentario:

Ojaral dijo...

Valiente. Cómo se puede querer tanto a un bicho, pienso, mientras me sorbo los mocos. Late fuerte ese coranzoncito.
Besos.