miércoles, 18 de noviembre de 2009

SILENCIO

silencio

Entonces sucede

que una noche cualquiera

deja de ser cualquiera

para ser

La noche en que

afilaste tus palabras

y me las enterraste

hasta convertirme

en mosca

en sapo

muerto

Y una mañana cualquiera

me pregunto

porque

y solo encuentro

silencio.

1 comentario:

Ojaral dijo...

Nadie es dueño de las palabras de los otros. Pero sí del dolor que esas palabras nos producen. Terrible tu poema, mi vida. Un corazón que se desangra. Cuideló, que tiene muchos años por delante.
Besos!