La vida es así. Cada dos por tres se aparece con algo insospechado, sorprendente, azaroso. Y de un cachetazo nos descoloca y nos deja dando vueltas como una calesita loca. Yo creo que es porque no quiere que nos acostumbremos a la cómoda rutina. ¿Porque pensar, por ejemplo, que hoy vamos a salir a laburar y no nos va a partir un rayo? Por eso nos cuesta tanto entender la física cuántica.
La muerte también es así, ya que es parte última e inevitable de la vida. Y aunque para todos los muertos el destino es la nada; para los que quedan vivos no es lo mismo todos los muertos.
Hay muertos que dejan a millones llorando perdidos en el mundo. En vez de tumba se abre una grieta para dar paso a su cuerpo.
En cambio otros se van como el agua de la lluvia que corre por la calle. Y sólo quedan en la memoria de algunos que lo quisieron.
Cuando yo me vaya seguramente va a ser de un modo tan invisible como el que he vivido. Lo bueno es que en ese momento ya no va a importarme.
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